Al llegar estación seca, de enero a marzo, es muy común que playas, piscinas, balearios y ríos se llenen de personas que disfrutan de tomar el sol, sin percatarse la mayoría de un peligro latente, como lo es el cáncer de piel.
Durante la pandemia, una de las medidas tomadas por el Ministerio de Salud (MINSA), para evitar las aglomeraciones fue precisamente cerrar playas, balnearios, piscinas y ríos, al darse la reapertura de estos sitios es preciso preservar las medidas de bioseguridad, tan importantes para cortar la cadena de contagio del COVID-19, pero además procurar el uso obligado de productos que nos protejan del sol y sus efectos.
Los cánceres de piel más comunes son, el carcinoma basocelular y el carcinoma espinocelular, los cuales son curables dependiendo de la detección y tratamiento que se realice, pero pueden causar desfiguración, su tratamiento también suele ser costoso; el melanoma, el tercer tipo de cáncer de piel más común, es más peligroso.
Como compromiso y obligación del MINSA se decidió abordar el tema del cáncer de piel, por ello el doctor Joel Moreno, internista y oncólogo del Instituto Oncológico Nacional (ION), detalló que “al hablar de cáncer de piel independiente de sus características, tienen un factor de riesgo, exposición prolongada al sol”.
Un cambio en la piel es el signo más común de cáncer en este órgano, sobre todo en cara, cuello y las partes del cuerpo más expuestas, los cambios pueden ser una lesión nueva que le salió en la piel, una llaga que no cicatriza o un cambio en un lunar. No todos los cánceres de piel se ven iguales, dijo el Moreno.
Para prevenirlo Moreno recomienda evitar el sol de 9 de la mañana a 4 de la tarde, igualmente las máquinas de bronceado, cuya exposición es igual de dañina que la solar, se debe utilizar protector solar con protección arriba de 50, que debe reaplicarse cada dos horas mientras se está en exposición, utilizar sombreros de ala ancha y cubrir la piel de los rayos solares.